Un beso, cómo bala al pecho...

viernes, 4 de marzo de 2022

Materialista.

 

Podría decirse que soy materialista, pero, lo que poseo realmente no tiene un valor intrínseco, sino que mi materialismo va más allá de los productos que podría conseguir, que, si somos sinceros, cada que quiero algo lo consigo.

El punto de que yo sea materialista es con las personas, pero, no me mal entiendas, yo no cosifico a las personas, no son objetos que pueda tener o no, conseguir o perder. El punto es que yo quiero sentirte, tocarte, asociar tu existencia con el calor de tu cuerpo, o con tu imagen percibida desde mi retina.

Si te conviertes en un significado de amor, quiero sentir ese amor, saber cómo me amas o como amarte, donde puedo sentir ese amor, porque tus palabras no puedo vincularlas a nada si no hay acciones de por medio que me hagan sentir amada.

Necesito saber y sentir que tu deseo es estar conmigo, que desde tu libertad me elijas sin que tengas la necesidad de que yo esté atrás de ti para cuidar que tu significado de amor no cambie a otra persona cuando me doy la vuelta.

Soy materialista porque quiero sentirte en la noche, verte respirar, unificar tu presencia y la figura que deja tu cuerpo marcada en el colchón, levantarme y saber que si huele a café eres tú, mostrándome amor por medio de un sabor diferente al de tu cuerpo.

Materialista porque creo en el amor platónico y quiero que compartas conmigo tu escalada hacía la cima y que por medio de esa mutua admiración siempre queramos ser mejores para el otro y para nosotros mismos. Quiero verte y admirarte sin detenerte, sentir tu apoyo y brindarte el mío, tener metas en común y comentarnos las que son por separado. Construir el amor y hacértelo cada noche.

Sí, soy materialista, quizá porque a cada significado de mi existencia asocio algo tangible o porque soy capricornio, ¿cómo saberlo?

jueves, 15 de abril de 2021

Odio los jueves.

Odio tu recuerdo de los jueves.

Odio mi entusiasmo reprimido porque, desde hace un par de meses, los jueves han perdido el magnífico significado de tu existencia alrededor de la mía, o de mi alma entregándose a la tuya.

Odio tanto despertar en jueves y saber desde el primer segundo que la posibilidad de verte es cero, ya que no sé si estoy lista para volver a verte un jueves y actuar como si nada, no sé si podría estar frente a ti, viéndote a los ojos sin romper en llanto por el recuerdo de los 43 jueves entre tus manos.

Odio tantas cosas que acompañan al jueves que no entiendo como tanto sentimiento negativo puede vivir en mí sin matarme, aunque realmente siento que el problema es la aberrante idea de los jueves sin ti.

Odio la idea de enamorarme de una persona, odiaba la idea de enamorarme de ti, ahora odio la idea de dejar de estarlo, porque siento miedo de perderme en pensamientos por seguirte queriendo.

Odio que, al pasar de las horas en mi día, la idea de verte se queda presente y no se inmuta; a esta idea con consciencia propia no le interesa el daño que podría causarle al corazón que aún siente estar enamorado, pero, que se confunde fácilmente entre estar enamorado de la persona que eras y la idea del amor.

Odio que solicites tanta atención de mi parte teniendo a gente a tu alrededor cada día de la semana queriendo darte la suya, no siempre entiendo a las personas y tú has dejado de serlo, creía entenderte y conocerte, ahora no entiendo tu amorfa existencia tan plagada de atención y halagos que no soporta que un solo ser en la tierra no te hable como lo deseas.

Odio sentir que los jueves me asfixian y que mis lágrimas suplicantes gritan por querer desbordarse a todas horas del día, sintiendo que mis ojos se inundan de una vista nublada, convirtiéndolos en océanos con una tormenta que refleja el dolor de un alma intranquila.

Odio que al llegar la noche del jueves yo no estoy contigo y tú, con tu arrogante existencia, no me pides estarlo, teniendo que acabar el jueves entre lágrimas y alcohol para poder conciliar el sueño, abrazando una almohada que me hace recordar tu torso y mi cabeza recostada sobre algo que debería ser tu pecho, pero, al no darme el mismo sentimiento de tranquilidad trae el océano con la tormenta de vuelta.

Odio despertar el viernes y sentir que el día anterior ha sido una pesadilla que me ha dolido tanto y se ha sentido tan real como saber que en unos días viviré un jueves más sin ti, y que me faltan muchos más así, y no hay nada en la tierra que pueda hacer que me olvide de esos jueves entre risas, pláticas y trasnochadas que me daban la felicidad que me faltaba y que ahora han dejado un hueco que he decidido llenar de odio hacia un día sin culpas ni responsabilidades, pero, que me hace eco en la mente cada miércoles y me ha dejado un espacio en la semana.

Odio los 11 jueves que no te he visto y odio, de antemano, los 37 restantes que tampoco lo haré, porque no puedo, ni quiero, porque no estoy lista y porque de estarlo tampoco sería lo mejor.

Odio que a pesar de tanto dolor jamás te lo diré y tú jamás lo sabrás, porque para ti los jueves son solo eso, días de la semana que pasan sin mayor importancia, días normales como el resto, días que inician y acaban sin una real importancia…igual que este texto.

sábado, 11 de julio de 2020

Independencia.

Cada día, trato de convencerme de que lo que tuvimos fue hermoso, pero, tomar caminos separados fue la mejor decisión. Me digo que lo nuestro ya no avanzaba y que ninguno estaba donde quería. Me repito que tú mereces el mundo y que yo no puedo dártelo. Me hago a la idea de que ella podría hacerte más feliz de lo que yo jamás pude y que eso debe ser lo único importante. 

Para ser sincera con ambos, son puras patrañas. Me duele tu ausencia, resiento en el pecho la falta que me hacen tus apapachos en la cama, mis dedos echan de menos a tu cabello, mis brazos extrañan sostenerte medio dormido a mitad de las películas. 

No sé si lo llegaste a notar, pero, estuve mal.
No sé si te enteraste, pero, fumé demasiado.
No sé si te importe, pero, te sigo buscando en todos lados.

Han sido días, semanas muy malas, esta se ha convertido en una vida muy brusca, que sin saberlo me golpea fuerte con todos sus movimientos ligeros. Y, no es culpa de nadie, mas que mía: por seguir sintiendo todo esto, después de tanto.

Cada día trato de convencerme de que soy independiente emocionalmente, pero, cuando menos me lo espero, me sorprendo en las banquetas oscuras leyendo tus mensajes antiguos y viendo nuestras fotos. Me digo que, aunque la desprecies, ella tiene una oportunidad contigo. Me repito que fui yo quien tomó la decisión y debo mantenerme firme como siempre. Me hago a la idea de que ya es tarde para hablar y que ya no hay nada que solucionar.

Después de todo, no puede terminar algo que no empezó...

miércoles, 3 de junio de 2020

Sentimientos.


En qué momento llegamos a este punto… cuando pasamos de algo sencillo y sin sentimientos a encontrarnos hablando en la madrugada de cómo no hacernos daño, de los porqués de que no funcionemos y de las muchas razones para terminar lo antes posible con este teatro.

Mi problema es ese, sabes…no me detengo a pensar en sentimientos, hasta que alguien más llega y me habla de las posibilidades de que se dañen, supongo que esa no era una opción hasta que lo mencionaste. Crees, muy en el fondo, que miento cuando digo que el amor me da miedo, el simple hecho de parecer frágil ante otra persona me da miedo…porque eso les da un poder inimaginable. Así como no me permito ser manipulada por nadie, también tengo la capacidad de soportar lo insoportable, en caso de que mi cerebro perciba estar haciéndole daño a otro ser humano…siempre me percibo egoísta.

Ojalá un día tomes en serio lo que digo, acerca del cariño que tengo por ti y lo que has venido a representar…pero, mezclar cariño con amor es un tema fuerte, y, al ser quien escribe, jamás me he permitido darle un toque ligero a mis palabras. También, es cierto que, prefiero evitar los temas de sentimientos porque no sé tratarlos, los nervios no me lo permiten, soy buena escribiendo pero no tan buena hablando…no cuando no son datos exactos, tú sabes que soy bastante estricta en eso.

Mientras que el sentido de la vida no sea descubierto, los sentimientos se seguirán mezclando, y las palabras serán encapsuladas…bien podría mencionar que todo en ti es increíble, porque como es posible que tanto dolor exista en una persona como tú, que sin querer sobresales de la multitud…y en cualquier ambiente te haces notar.

Podría pasar contigo tardes completas…y convertir toda la semana en jueves por verte sonreír…pero no podría imaginarme las madrugadas sin la calidez de tus brazos rodeándome.

jueves, 9 de abril de 2020

Me tienes.

Todo comenzó antes de que pudiera notarlo…

Tus miradas me sorprendían en todos lados.

Cuando hacía cosas bien que te impresionaban, o cuando decía comentarios demasiado acertados y debías interponer tu opinión. Pensaba “ojalá se mantuviera alejado”. 

Hasta ese día, hasta ese extraño día. 
Se comentaba la similitud que proyectábamos, el magnetismo que existía sin que lo notáramos, pero éramos incrédulos, para nosotros no había nada. Excepto complicidad y, algunas veces, cierta rivalidad.

Sin saberlo o notarlo, tus labios estaban contra los míos, y nuestros cuerpos magnéticos suplicaban por reunirse. Coqueteos aquí y allá, comentarios atrevidos y más. No era apropiado, pero lo vimos casi necesario. Y pasó, lenta, pausada e impulsivamente pasó. Desenfrenada y apasionadamente pasó. Lo dejamos pasar, casi sin notarlo nuestros cuerpos entonaron, fácilmente nuestro ritmo se acopló y fluimos con el amanecer.

Las semanas continuas no fueron la excepción; éramos tan iguales y tan diferentes. Éramos complementos perfectos de un deseo mordaz. Éramos la entonación más bella de una canción incompleta, por falta de corazón. 

Con el paso de los meses llegó la brutal realidad; no íbamos más allá del deseo, no éramos más que personas que buscaban algo que encontraron en mayor medida de lo necesario, y no lo supimos manejar. Y se quedó en lo que pasó. La monotonía no sirvió. 

De un momento a otro, nos convertimos en conocidos que no recordaban momentos compartidos, en personas que no encontraban la completa satisfacción en donde la buscaban, pero que no querían lo que en exceso se les entregaba en esa cama. Con brutalidad, la vida azotó la puerta de la endeble construcción entre nosotros y derrumbó todo a su paso, llevándose hasta el último rastro de la pasión que compartimos alguna vez. 

Y, aquí me tienes hoy, una lluviosa noche de abril, escribiendo sobre lo mucho que anhelo volver a noviembre y revivir cualquier noche de viernes, en la que te tenía a mi lado para ver dibujos animados, mientras llegaba el valor para tocarte. Aquí me tienes, queriendo saber el porqué de la sucesión de los hechos, después de haber deshecho juntos varias camas. Aquí me tienes, entre la duda y el deseo de decirte que mis brazos te echan de menos en la madrugada. Aquí me tienes, queriendo ser parte de ti y, al tiempo, queriendo dejarte de lado porque me consumen las ganas de que me rechaces otra vez. Aquí me tienes, siendo yo y queriendo ser tuya muchas noches más. Aquí me tienes, riéndome de la desgracia y entre risas deseando que tus labios me pidan estar para ti. 

Aquí tienes a este ser destruido que juró no dejarse enredar por tu sonrisa, pero que acabó hasta las narices en el barro por tu cara bonita.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Espectro.

He sido débil,
He estado vulnerable,
He sufrido por nimiedades,
He necesitado de ti cuando te vas...

Ahora soy un neutro espectro del odio que me tengo y el amor que te tuve, no sé ser persona, ni ser funcional en la sociedad. He querido tomar el coche y alejarme de la ciudad, he deseado ser olvido, para no tener motivos para voltear la mirada atrás.

Soy todo aquello que siempre evité.
Dejé de ser todo lo que me gustaba para convertirme en este remedo de fracaso inoportuno.
Todos siguen diciéndome que solo es un mal momento, pero, mi vida entera ha sido un mal momento. Estoy cansada de intentar, estoy harta de decir que "todo está bien" y de sentir que todo va mal.

Cada mañana despierto con la esperanza de que pase algo bueno que me haga dejar de pensar que la vida es un desastre...pero, eso no pasó, ¿no es cierto?

lunes, 19 de agosto de 2019

Arte.

No había conocido un arte tan bello como tu rostro, portada perfecta de esa brillante y fascinante mente tuya, culminación exacta para la obra maestra de la existencia misma.

Jamás juzgué un libro por su portada y, créeme que, no fuiste la excepción. Desde el inicio supe que el contenido de tus páginas era impresionante, aunque no lo había leído. Ahora, que estoy en el prólogo, puedo permitirme decir que eres la expresión no impresa más hermosa que he tenido la fortuna de leer, y deseo conocer los contenidos enteros de tu alma. En esencia, quiero apreciar tu eternidad y escribir notitas en cada hoja, que me dejen hacerte saber lo mucho que te quiero.

He de decir que me intriga conocer el desarrollo de tu historia, tomarte de la mano y junto a ti llegar al clímax de lo que parece ser la historia más bonita que tendré la dicha de ver, o en su caso de escuchar, dependiendo si con tu vocecita de poeta me la quieres narrar. Muy suavecito, en el oído, como si de un cuento para dormir se tratase.

Y, al finalizar, para desenlazar la trama; acariciar tu lienzo de piel blanca, con mis manos como pincel, y mis labios como firma de autor. No serás mi creación, no serás mi musa, ni mi Capilla Sixtina, serás mi eternidad, mi tentación, mi aspiración de aficionado. Porque serás por ti misma, el arte más bello jamás creado.







A la musa, porque un día harás acto de presencia.