Un beso, cómo bala al pecho...: agosto 2018

miércoles, 8 de agosto de 2018

Olvídame.



Vas y vienes, una y otra vez, queriendo decirme lo buena que la chica en turno es. Explicando lo ocupado que el trabajo, que no te gusta, te tiene. Preocupándote por lo que hago, o entrometiéndote, aunque no sea de tu dominio.

Buscas el modo perfecto de acercarte, aunque me aleje, encuentras la excusa perfecta para contactarme por los medios posibles y tratar de echarme en cara tus logros o decepciones; ya no sé cuál me importa menos.

No sé cual sea tu objetivo, no quiero saber qué pretendes. Ya no es el momento de querer hacer las cosas bien, ya no hay nada que hacer…o arreglar, o discutir. Olvídalo, olvídate…mejor aún: olvídame y vive sin peso, sin un recuerdo que no necesitas, según tus palabras “nunca necesitaste ni necesitaras”. Avanza y deja de contener tu potencial, de nada sirve que lo mantengas guardado.

Acuérdate de lo que querías antes de todo el desastre y retómalo. Siempre hay tiempo.

En conclusión, puedo decir que esta será una buena anécdota un día, por mientras, intenta ser feliz y deja de joder, cariño.