Un beso, cómo bala al pecho...: Epílogo.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Epílogo.

¿Cómo paso?
¿Cómo llegamos a esto?
¿Cómo se puede cambiar tanto en tan poco tiempo?
¿Cómo algo que deseábamos con tantas ansias se va a la mierda de un momento a otro, y tienes la capacidad de dejarme solo con todo este desastre emocional que es mi persona?

Hay cientos de preguntas en mí, preguntas sin respuesta, respuestas sin pregunta, pensamientos enredados que no me dejan en paz, que no me permiten dormir, o estudiar, o comer, o vivir. He pensado en lo último que hablamos, una real tontería, ya no sabía cómo dirigirme a ti, creí que te molestaba, ya no contestabas. Hay veces en las que quiero contarte mil cosas que me pasan al día, pero sé que estarás con alguna ocupación en tu agitada vida, no pretendo molestar, sé qué ya nada es igual.

¿Qué habrá pasado realmente? Me diste algo cómo una explicación, una excusa tonta, esas que tanto te molestaban, ahora tú las usaste, conmigo, pero sigo preguntándome qué fue lo que te orillo a esto, que te llevo a dejarme el alma destrozada y las promesas que te hice olvidadas, si pudiera, aún las cumpliría, si tan sólo me dieras la oportunidad de arreglar lo que hice mal, no sé qué fue, pero lo averiguare y lo arreglare, lo juro.

Podría pasar el día entero buscando maneras de iniciar una conversación contigo, pero ninguna parece correcta, cualquiera suena a imprudencia, ninguna es lo suficiente para asegurarme esa fluidez con que me gusta hablarte, y si te digo la verdad me estoy cansando de intentar, sé que te gusta tenerme ahí, sabiendo que hagas lo que hagas te amare de esa manera estúpida e incondicional que yo sé, pero cariño, no será así eternamente, durara un buen tiempo, sí, pero la eternidad es demasiado larga para condicionarme a sufrir por tu causa, o por la mía, no lo sé exactamente, no busco culpables, sólo soluciones, y en algún momento deberé hallarlas, espero hacerlo.

Míranos ahora, hace un par de meses no me hubiera imaginado que esto se pondría tan mal, hace unas semanas todo estaba completa y absurdamente bien, hace varios días que todo se fue al carajo, y sigue yéndose, no sé porque, pero se va; llegamos hasta este punto en el que nuestra historia ya no es nuestra, no existieron capítulos siquiera, y el contexto no se desarrolló más allá de la vaga ilusión promovida por el amor que te quise entregar, y desahuciada por no ser correspondido de un modo que a mí me funcione cómo amor.

Tengo la mínima esperanza de qué tú quieras que vaya tras de ti, profesándote amor eterno, tengo todo esto en mi cabeza qué me lleva siempre a ti, a pensarte y extrañarte cómo no tienes una idea, cómo nunca la tendrás, porque no te lo diré, no sabría cómo explicarlo, no tengo la intensión de averiguarlo, creo qué te necesito más de lo que imaginaba, pero también creo que estoy exagerando, y es que te amo con todo el corazón, pero quiero odiarte con todo el resto de mi existencia, pero ni así logro compensarlo, ni así lograras entenderlo.

Debo acostumbrarme a tu ausencia, a tu vaivén presencial, al ir y venir que acostumbras semanalmente, debo aceptar que no te vas, sino que nunca llegaste, nunca llegamos, y es que nuestra introducción se alargó, demasiado, y ahora no estoy seguro de donde ha empezado el epílogo de la narración, 



                                                                                mi amor.




Sonríe, 
te prometo que después de un tiempo el dolor se irá y todo estará bien, 

                                                                         siempre es así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario