Un beso, cómo bala al pecho...: junio 2018

martes, 12 de junio de 2018

¿No es así como funciona?

Le conoces, te enamoras, te vuelves loco (en todos los sentidos), tu vida se hace un desastre y decides pasar todo ese desastre con alguien que te hace saber que los escombros en tu camino no son necesarios, y que el camino sería más fácil y bonito así que te ayuda a quitarlos, te ayuda a ponerle flores al camino y te lleva de la mano…pasas de desastre a vida, de nuevo, y todo empieza a tener sentido, y todo se acomoda, y el cielo se despeja…no sé, algo así creí que era. Algo así me enseñaron que debía ser.

Pero siempre…termina igual, se cansan de mover escombros, se vuelven pesados y es preferible dejarlos en su lugar y, volviendo por el camino, dejar que los otros solos vuelvan a su lugar…el problema es que con ellos se caen más y todo ese revoltijo nos toca aguantar. Hasta que el tiempo se abre paso entre los huequitos y nos empieza a dejar florecillas, empieza a renacer lo bonito. Al final de todo, estar solos siempre parece lo más conveniente, lo más fácil, lo mejor para todos…y no siempre lo es.

Decidir, avanzar, esperar, cambiar, quedarse, irse…las decisiones más sencillas siempre se nublan cuando hay llanto de por medio, lo más obvio y lógico no parece ser lo mejor, y viceversa.

    Entonces,

                ¿Cómo carajos funcionan realmente las cosas?,

                                                            o mejor aún,

                                                                                ¿funcionan?

Sin querer volvemos a lo mismo, el victimario se vuelve víctima, los espectadores se vuelven parte del elenco...y nosotros...pasamos de amantes a desconocidos en un parpadeo...