Un beso, cómo bala al pecho...: Sin final.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Sin final.

Ella era cruel, fría, lastimera, con una mirada profunda, de esas miradas que matan y reviven a cualquiera que la mire por más de dos segundos. Tenía una espantosa ansiedad, ansiedad de vivir, ansiedad de amar y ser amada, ansiedad de disfrutar hasta el último instante de vida restante en su cuerpo, ese pequeño templo de dulzura y calidez, disfrazado y acorazado de imponente madurez. Amaba de a poco, cuidándose de no ser rota una vez más, cuidando su mente de no divagar en falsas esperanzas, exageraciones del corazón que anhela una vida llena de alegría, amor y compañía, compañía a todas horas, sentir el vibrante calor de un corazón que late por el único e inexorable sentido de amarla, sin preámbulos, sin limitaciones, sin motivos o razones. Deseaba la compañía de alguien qué, desafortunadamente, no era quién quería acompañarla, agonizaba por pertenecer a unos brazos que ya no tenían lugar para ella, no en esta vida, soñaba desesperadamente con ser la dueña de unos labios qué, estúpidamente no eran los que tenía a su completa disposición. Las personas siempre somos así, anhelamos lo que no tenemos a nuestro alcance, creemos que con esfuerzo realmente podemos conseguir aquello que tienen los demás, por muy metafórico, sentimental, o tonto que sea, la cuestión es conseguirlo, ¿Y después?, ¿Qué harás, una vez logrado el objetivo?, ¿Ser feliz para toda la vida, como en los cuentos de hadas?

Él, entregaba todo de sí, para hacer que aquella joven, que era toda incertidumbre, aceptara, solo un momento, ser parte de ese inmenso y desinteresado amor, le pedía al cielo la oportunidad de demostrar cuan feliz le hacia su existencia, le rezaba a un dios, más allá de las nubes, que le diera vida para esperar lo necesario, para tener paciencia y fuerza, para conseguir una mirada, de esas miradas que lo mataban y lo revivían cada día, de esas miradas que te dejan sin nada, pero se convierten en tu todo, de esas que te desarman los miedos y te llenan de nudos la garganta, que te dejan sin aliento, te crean nuevas esperanzas y te animan a ir por más; una de esas miradas que siendo valiente, te hacen desear aventurarte hasta el alma, y siendo cobarde te hacen saber que no tendrás posibilidad, a menos que decidas cambiar y agarrándote fuerte a la vida, saltar, caer, levantarte, tropezar y vivir.

Muchos, los veíamos como un par de tontos; a él por amarla demasiado, y a ella por no dejarse amar más de lo debido, pero esa era su esencia, era su decisión, era su comienzo sin final.



GRACIAS por leerme.♥
Sonríe, que se joda el mundo si quiere.♥

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